Al inicio del nuevo curso

Estamos iniciando un nuevo curso pastoral. El comienzo es siempre un momento de ilusión y al mismo tiempo de renovación. Es revivir nuevamente la constante presencia del Señor que no abandona, que está con nosotros “todos los días hasta el fin del mundo”. (Mt 28, 20). Esta es una garantía ante toda actividad apostólica, sabernos acompañados por el Señor y dejar que sea él quien haga nuevas todas las cosas.

 

Para mí este nuevo curso es especial. Como ya sabéis por las noticias publicadas en la página web, he recibido un nuevo destino donde desarrollar el ministerio sacerdotal. A partir de ahora me podréis encontrar en la ciudad de Cartagena, más concretamente en la parroquia de santa Florentina. Aunque el lugar donde desarrollar la acción apostólica es distinto, sin embargo la misión sigue siendo la misma: anunciar a Jesucristo a los hombres y conducirlos por el camino de salvación. Esta es la alegría que quería compartir con vosotros al inicio de este nuevo curso pastoral.

 

Aunque los cambios siempre producen convulsión, ya que salimos de un lugar en el que más o menos habíamos depositado también, por qué no decirlo, nuestros afectos, para ir a otro, prácticamente desconocido, sin saber que nos vamos a encontrar, ni por donde podremos caminar. Sin embargo os puedo decir, que en estos momentos es donde más se experimenta la gracia de Dios. Es verdad aquello que nos anuncia san Pablo, “todo es gracia” (Rom 4, 16). Es el momento de abandonarte y ver como es él quien dirige tu camino por lugares quizá insospechados y con misiones que no parecían tener cabida en los planes personales. Aquí se ve como es él, Cristo, quien nos modela cada día, nos hace verdaderos hombres y, poniéndose él delante, nos vuelve a decir “que no tiemble vuestro corazón, creed en Dios y también en mí” (Jn 14, 1). Esta es una verdadera garantía. Quizá nuestros planes sean estupendos, pero no dejan de ser más que el fruto de nuestras propias limitaciones, medios, eso sí, que tenemos que poner al servicio de Dios y de los hombres, pero nunca fines en sí mismos. El único fin es Dios.

 

Junto con la tarea pastoral de la nueva parroquia cartagenera, también se me envía como capellán del hospital de santa Lucía, de esta misma ciudad. Esta sí que es, verdaderamente, una novedad en mi vida sacerdotal, porque aunque sí he tratado con enfermos y familias, sin embargo, nunca he estado en primera línea de batalla en esta realidad del dolor y del sufrimiento humano. Espero que sea esta también una nueva oportunidad para encontrarme con el Señor en aquellos más pequeños, en aquellos que sufren, donde Dios vuelve a hacerse presente. Sobre todo pido a Dios que pueda ser portador de esperanza en medio de las familias y enfermos del hospital.

 

Hay muchas veces que cuestionamos la obediencia, el por qué tengo yo que hacer esto o aquello, simplemente porque me lo diga un superior. Desde aquí quiero transmitirlos que cuando entras en ese camino, dejando que sea otro quien te dirija, en el nombre del Señor, experimentas alegría y libertad. Una alegría y libertad que no te puede dar nadie, sino solo fruto del amor de Dios.

 

Presentarme en vuestras oraciones ante Dios y ante nuestra madre del cielo, porque solo guiado por Dios podré llevar a término lo que él me confía. Esto es lo que nos dice el obispo inmediatamente después de haber realizado las promesas sacerdotales: “Dios que comenzó en ti la obra buena, el mismo la lleve a término”. Cuento con vuestras oraciones, para que sea él siempre el único Señor de mi vida. Gracias a todos.

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Comentarios: 4
  • #1

    Soy Misionero (viernes, 21 septiembre 2012 23:23)

    Todo es gracia, que no tiemble su corazón D.Antonio... le estamos encomendando mucho. El Señor le quiere ahora en Cartagena. Un fuerte abrazo...

  • #2

    JORGE (viernes, 21 septiembre 2012 23:31)

    D. Antonio, el Señor sabrá mejor que nadie por qué Capellán del Hospital... yo últimamente no hago más que meditar sobre la frase del apóstol Santiago: "Tu tienes fe y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras y yo te mostraré mi fe por mis obras.” Sin duda la providencia le ha querido dar este regalo. Esperamos acompañarle en esta nueva aventura...

  • #3

    666 (viernes, 28 septiembre 2012 19:39)

    Pero oiga, que le cambien el cartelón... que pone Águilas...mire D. Antonio, seremos juzgado en el amor, y seguro que en el Hospital tendrá oportunidad de ejercer esta virtud sobrenatural y... ¿eso cuesta ehhhh?. Rezaremos un poquillo por usted, a ver como está de fuerzas en un par de meses...

  • #4

    Julio Lorenzo (viernes, 28 septiembre 2012 22:24)

    D. Antonio, mucho ánimo con este nuevo camino que empieza. Este donde esté, no pierda nunca ese toque que le hace tan especial. Seguro que tanto en ese hospital como en su nueva parroquia, se van a alegrar mucho de tener entre ellos a un cura tan majo. Un fuerte abrazo y mis oraciones.