A las humillaciones responded con humildad

El otro día tuve un pequeño roce familiar con mis padres por tema de lugares de vacaciones. Como casi siempre en estos casos, uno se siente herido o menospreciado y se enfada... El caso es que mi postura ante el menosprecio fue muy humana, saqué las uñas, protesté y trazé una gruesa linea cuyo título era: Hasta aquí hemos llegado. Si les soy sincero no me faltaba algo de razón en mi enfado que argumenté con gran esmero para concluir con un NO contéis conmigo este verano... Al día siguiente recibí una llamada  de mi madre..., era una llamada especial, no por que me contara nada nuevo, sino porque emanaba conciliación, cercanía, petición de perdón..., en resumidas cuentas humildad. La llamada podría haber sido diferente, podría haberme reprochado, regañado, argumentado en su favor, pero no lo hizo, optó por la humildad. En ese momento no respondí, solamente escuché y reflexioné. En pocas horas mi corazón se había esponjado y mi actitud ante una situación de conflicto había cambiado radicalmente...

Hoy querría invitarles a meditar sobre la semejanda del Corazón de Cristo y el nuestro, pues por algo estamos hechos a imagen y semejanza de Dios.  Hoy les traigo una frase para meditar, que no reucerdo donde leí (posiblemente el Kempis, o en la vida de algún Santo): A las humillaciones responded con humildad.

 

Que importante es ser humildes, más aun, que importante es reponder con humildad ante las humillaciones... Sin duda muchas veces los cristianos nos sentimos atacados y buscamos vencer al enemigo (o al amigo) con sus propias armas consiguiendo solo generar más guerra y conflicto. Sin embargo, cuales son las armas del corazón de Cristo: La humildad. Alguien nos ha podido hacer pequeño o gran mal, pero cuando nos pide un humilde y sincero perdón, nuestro corazón se esponja..., o para los que aspiran a ser Santos: Alguien te humilla, te ataca, y tu respondes humildemente...¿Dificil eh?... pero con la ayuda de Dios, no imposible. La humildad es la mejor arma para acercar a alguien a Dios, para tocar su corazón. Recordamos una parte del Magnificat que nos recuerda esta virtud que tanto debemos pedir en la oración:

 

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes

 

Cristo como nosotros, rehuye a los soberbios y acoge a los humildes. Ya conocemos el camino: Humildad.


Comentarios: 5
  • #5

    Ama (martes, 03 julio 2012 16:14)

    Gracias, Jorge, porque los que te conocemos hemos aprendido cómo se vive lo que propones... viéndote a ti.

  • #4

    Para Mónica: Jorge (miércoles, 27 junio 2012 18:40)

    Me alegra que te haya servido Mónica, sin duda la única fuerza capaz de cambiar el mundo es el amor...y no hace falta ir lejos, comencemos con nuestra familia, amigos, trabajo...
    Si todo el mundo lo hiciera, el mundo cambiaría.

  • #3

    JORGE (martes, 26 junio 2012 20:59)

    Para que nuestro corazón se parezca al de Cristo el mejor alimento es la EUCARISTÍA. No es humano responder con humildad a las humillaciones, necesitamos la gracia de CRISTO, necesitamos están en comunión con Él.

  • #2

    Mónica (martes, 26 junio 2012 19:39)

    Gracias Jorge, no sabes lo que me acaba de ayudar lo que acabo de leer.

  • #1

    665 (martes, 26 junio 2012 15:41)

    ¿Humildad?... ya, ya... habría que veros a todos en casa... estamos cansado de doctorcillos y maestros como vosotros que se saben muy bien la teoría pero que fallan en la práctica... Bastaría con empezar practicando un poquito más la caridad...